FACETAS FELICES DE UN PAYASO TRISTE
Nuetra vida comienza a tener sentido cuando notamos que la de otros se ha perdido.

El ultimó sábado mientras descendía a la costanera con con unas locas amigas del Villa María, Lili divisó una montículo que engrandecía como una hola enorme,casi cerca del gigante amorfo, se destapó una vieja de polleras sucias,de una chompa de un azul eléctrico emplomizado por los años y un sombrero raído de paja que desperesaba de un largo y profundísimo sueño...